¿Esperanza de vida o esperanza de vivir?

No es lo mismo masticar un chicle que masticar las muelas, cuando se pierde el sabor se acabó, pero, hay quienes gustan de deformar aquella masa sin forma por mero repetimiento. Así, es la sociedad de ahora, es un intento de estirar ese presente por mero repetimiento.

Entonces se habla de datos que rigen la esperanza de vida de una nación, del estiramiento de la vida de sus ciudadanos. ¿Pero qué se gana en vivir una vida que reside en lo superficial?, ¿qué se gana con estirar ese tipo de vida más allá de lo saludable? Yo soy del tipo kierkegaardiano, creo que es válido sumergirse en ese vacío del presente, en ese vacío de las frágiles convenciones y las frágiles apariencias, sin embargo, no es saludable estirar ese presente más allá de ciertos años de vida. Ancianos que llegan a sus días las opacos y aún se encuentran inmersos en esa superficialidad, en esas convenciones sociales que los limita a cierta personalidad que han cultivado por décadas. ¿Es saludable para la vida, para la vitalidad, repetir una superficialidad a través del tiempo? Creo que las personas deben evolucionar a través de sus vidas, en mi caso creo que esa evolución debe ir hacia lo místico y supremo. Lo que no creo es que se llegue a esos últimos años de esperanza de vida sin haber explorado más allá de lo que las limitadas formas sociales permiten. Es preferible agotar el fuego de la vida en un corto periodo de tiempo con sus cegadoras llamas que ver una decadente reminiscencia de un pequeño fósforo. Por ende, arriesgarse a ser, aún cuando su coste sea romper las estadísticas de esperanza de vida, porque lo que hay que promulgar es la esperanza de vivir.

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