Individuos escindidos
Individuos escindidos
La conducta de un individuo es influenciada por su cultura y la evidencia más notoria de
ello es el rol de la educación en muchas sociedades. En efecto, la educación de las
sociedades es una representación de los valores culturales e intelectuales de esas mismas
sociedades. Una sociedad que se incline por el libre mercado difícilmente se empeñara en
tener una educación que incentive aquello que destruya la libertad económica. Pero, ¿qué
sucede cuando el individuo no se encuentra identificado con su cultura?, ¿qué sucede
cuando el individuo entra en conflicto con los valores de su cultura? Este conflicto entre el
individuo y su colectividad circundante puede pasar desapercibido o por el contrario puede
marcar un nodo en la historia.
La literatura representa muchos de estos conflictos entre el individuo y la
colectividad en textos religiosos, filosóficos o de ficción literaria (esta clasificación
obedece al presunto avance de una razón que abandona el contenido religioso o pasional).
Critón y Antígona son dos textos que vacilan entre lo filosófico y la ficción literaria,
también son textos que muestran el conflicto entre el individuo y la colectividad en la ética
de la antigua Grecia. Debido a que estos textos representan la problemática desde la
perspectiva antigua en el presente texto se nutrirá de las fatídicas historias que estos relatan.
Antígona y Critón relatan historias similares, en efecto, se encuentra a Sócrates y
Antígona escindiéndose de su colectividad a la vez que esta escisión causa la muerte de los
dos sujetos. Sócrates se muestra en Critón como un sujeto escindido pues por una parte
reclama la supremacía de la opinión del experto (así sea solamente un individuo) y trata
peyorativamente la opinión de la mayoría que actúa por demagogia. Pero, a la vez que
reclama el valor de la opinión del experto valora también las leyes constituidas por las polis
y el respeto hacia ellas. Dueso (1998) considera que en Critón se maneja dos argumentos,
el primero es el reclamo de Sócrates por la superioridad de la opinión del experto en
comparación con la de la mayoría (este argumento también maneja tácitamente una mina
hacia la democracia) y el segundo argumento es aquel donde Sócrates reivindica las leyes
de la Polis obedeciéndolas. Dueso consideró que hay una contradicción entre los dos
argumentos y que esto se debe más a las ideas de Platón que al Sócrates real. Esta
contradicción se agudiza cuando se entiende que son dos argumentos que responden a una
misma acción, a saber, la persuasión de Sócrates a su amigo Critón de no huir de la cárcel
por el acto de injusticia que implica hacia las leyes. ¿Cómo se persuade con argumentos
contradictorios? El conflicto entre el individuo y su colectividad se deduce del primer
argumento, pero, a la vez en el segundo argumento hay una reconciliación entre ese
individuo y la colectividad. Es como un juego de zanahoria y garrote.
Tal vez, el otro conflicto que nos otorga la literatura clásica nos permite entender en
qué sentido no hay una posible contradicción entre el ataque de Sócrates a la colectividad
mediante la exaltación del experto a la vez que se reconcilia de nuevo mediante la
obligatoriedad de las leyes de la Polis. Antígona relata la tragedia de una mujer que se
encuentra en conflicto entre sus convicciones religiosas (y por ende, las convicciones de
ella como individuo) y las convicciones de Creonte. Las tradiciones del mundo en que se
encuentra Antígona parecen darle la razón, pues, bajo una ley tacita (tradición oral) se
acepta los ritos funerarios que Antígona pretendía dar a su hermano difunto. Como dice
Magoja (2014) hay distintos tipos de leyes, en efecto, en primera instancia están las leyes
orales o escritas, las leyes convencionales o naturales, las leyes naturalmente racionales o
naturalmente divinas. Esta variedad de la tipología de las leyes descrita por Magoja es el
origen del conflicto tanto de Antígona como de Sócrates. Antígona apela a unas leyes que
son dadas bajo una tradición oral y que son de origen divino, mientras que Creonte apela a
unas leyes “escritas” de origen cívico. Las leyes de los dioses son inmutables mientras que
las leyes con las que Creonte juzga a Antígona son leyes instituidas para mantener el orden
de la sociedad. Por otro lado, Sócrates se encuentra en similar situación cuando es juzgado
por las leyes de la Polis aun cuando estas son presumiblemente producto de la mayoría.
¿A qué leyes Sócrates obedece? Si Sócrates en primera instancia apela a la
supremacía del experto es porque de alguna forma las leyes que Sócrates está dispuesto a
obedecer en el segundo argumento guardan una relación con la opinión del experto.
Además, estas leyes que Sócrates se dispone a obedecer en apariencia también son válidas
para el vulgo. En otras palabras, la problemática es la siguiente: Sócrates obedece a unas
leyes que en primera instancia son consideradas injustas pues están instituidas por una
mayoría que ha cometido injusticia contra él, pero, Sócrates también considera obedecer a
las leyes porque de no hacerlo haría injusticia hacia ellas. Una posible solución al conflicto
se da en la interpretación de que Sócrates está en conflicto no con las leyes, sino, con el
pueblo que ha interpretado estas leyes y esto significa que las leyes tienen una realidad
trascendente. Sócrates tendría conocimiento de las leyes a las que el llego como individuo a
la vez que tendría conocimiento de la falsificación que ha hecho la Polis de ellas. Los
ciudadanos en su juego democrático han tergiversado las leyes de tal manera que los actos
de Sócrates resulten injustos. Sin embargo, Sócrates sigue obedeciendo las leyes
tergiversadas porque siguen siendo leyes, es decir, la caratula de la ley cambio, pero, en el
fondo sigue siendo la misma. Las leyes de la Polis son injustas, pero si Sócrates desobedece
las leyes está incitando a la desobediencia de ellas, incluso a la desobediencia de las leyes
divinas y objetivas que Sócrates ya conoce. Sócrates se queda en la cárcel porque su fuga
significaría la burla del concepto de ley y en este sentido está siendo injusta con la ley a la
que el accedió como individuo. Obedecer las leyes injustas es obedecer la ley justa en tanto
ley. Desobedecer las leyes injustas es acribillar contra la ley que en su realidad trascendente
espera ser aprehendida por la Polis. Si Sócrates no da ejemplo de obediencia hacia las leyes
entonces en el futuro las leyes justas tampoco serán obedecidas, pues, Sócrates habría
creado la costumbre de burlar las leyes sin importar su estatus ontológico.
La posible solución planteada peca de ingenua y omite muchos detalles, como por
ejemplo la idea platónica de un Sócrates trascendiendo la realidad aun cuando la figura de
Sócrates transmite ignorancia. Sin embargo, es una posible solución a la aporía de Platón en
su texto, es una solución que merece un análisis más extenso.
Lista de referencias
Dueso, J. (1998). Sócrates y la democracia ateniense. Méthexis, 7-18.
Magoja, E. (2014). El significado de la prosopopeya en el Critón de Platón. Anales del
Seminario de Historia de la Filosofía, 32(1), 11-39.
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