Meditación pesada

Meditación pesada


Soy sólo yo y el peso que me aplasta sin piedad alguna. El peso que recae sobre aquellos trapecios contraídos en una sentadilla no acepta queja ni reclamo alguno. Cuando se realiza una sentadilla es imposible pensar, pues, lo ultimo que se desea es que mi columna ceda ante la infame presión que el peso ejerce sobre ella. Si se desea hacer una sentadilla de manera correcta se debe no pensar y punto. Cuando los pensamientos se entrometen en una labor tan importante como impedir que tu columna ceda ante ese agente externo entonces no logras la profundidad correcta de la sentadilla, cuando piensas tu columna pierde su correcta postura, cuando piensas tus rodillas ceden, cuando piensas tus glúteos no realizan su función propia; pero, sin duda la razón más importante para negarse a pensar es por el mismo hecho de no pensar. Soy solo yo y el peso que aplasta poderosamente mi columna, esta es una proposición errónea, pues, no se trata de yo, solo se trata del peso. En una buena sentadilla la barra levita, ¡si levita!, porque nadie existe para poder soportarla. La experiencia falla y los sentidos engañan, en un rack de potencia no hay un hombre levantando peso, sino simplemente una barra que desciende y asciende. Esa es la magia del esfuerzo físico, la magia de borrar nuestra humilde existencia por un pequeño lapso de tiempo, aunque claro la condición para "experimentar" este suceso es esforzarse al máximo, lo suficiente como para estar a borde de colapsar.

La meditación me aburre, meditar se siente como estar en una iglesia arrodillado rezando a lo vació. Meditar se siente falso, tal vez por eso la meditación se publicita en esta sociedad falsa. Sin embargo, el ejercicio físico no es falso, porque, ¡si lo niegas te jodes!. Jodete negando el peso que recae sobre ti en el press militar e inmediatamente el dolor negara tu idea. Ingenuo seria aquel idealista (epistemologico) si niega ese infame peso sobre su huesuda espalda. Pero, cuando meditas puedes negar el acto de meditar y no pasa absolutamente nada, por eso digo que se me hace muy falsa. Por lo general la meditación busca suprimir el yo que causa sufrimiento en nuestra cotidianidad, ese yo que se aferra a las cosas. La meditación busca fundirnos en el cosmos, sin embargo, yo propongo una mejor opción. En vez de fundirte con ideas religiosas etéreas, fundete con el frío hierro de la barra y te darás cuenta como esa barra sube sola. En el ejercicio físico el yo se suprime para dar paso a un instante en donde solo se necesita la sinfonía de las fibras musculares actuando, es imposible pensar en como hacer funcionar cada musculo en el levantamiento, pues, la fuerza surge de la masa muscular por simple memoria muscular.

El ejercicio físico es algo dionisíaco en el sentido que habla Nietzsche y, por ende, no sólo se debe utilizar el ejercicio fisco para alimentar deseos narcisistas, sino, también se puede utilizar en una utilidad incomprendida popularmente, el levantamiento de pesas sirve para "meditar" de verdad, una meditación que no necesita posturas absurdas, sino, el simple alarido de guerra para impulsar el peso en dirección al vacuo momento en que la existencia se escapa. La perfecta calibración entre mente y cuerpo se logra omitiendo el cuerpo en los delirios intelectuales y omitiendo la mente en la facticidad del esfuerzo.

Comentarios

Entradas populares

Educación musical

Momento de inspiración