Panarquismo cimentado sobre la política
Panarquismo cimentado sobre la política
El panarquismo formulado originalmente por Émile de Puydt se puede entender como una forma de convivencia humana, es decir, como un posible ‘sistema’ que establece ciertos paradigmas que modelan las relaciones sociales y políticas entre los individuos. En el presente texto pretendo analizar en qué sentido el panarquismo modela las relaciones sociales y políticas de los individuos.
¿Qué es el panarquismo?
Panarquismo es una de las facetas más laxas de la tradición anarquista. Su laxitud se debe a su falta de pretensión totalizadora, pues, acepta el anarquismo como un sistema entre sistemas de manera semejante a como se puede pensar al ser humano como un ser entre seres. El panarquismo es el libre mercado extrapolado a los países, es decir, una competencia entre gobiernos (1). En palabras más sintetizadas el panarquismo aspira a que diferentes formas de pensar estén en el mismo tiempo, pero no en el mismo espacio, siempre y cuando estas diferentes formas de pensar puedan sobrevivir a la competencia. Siendo así, el panarquismo trastoca la noción de gobierno como monopolio del espacio, pues, ahora los gobiernos deben competir por el espacio y compiten por el espacio a través de la competencia por los ciudadanos. Es decir, los gobiernos compiten por lucir atractivos a los ciudadanos de manera similar a como los canales televisivos compiten para atraer televidentes. Por lo tanto, el panarquismo es la inversión del poder, pues, el poder que antes se hallaba en los gobiernos ahora se sitúa en los individuos o al menos así sería teóricamente.
Panarquismo y relaciones sociales entre individuos
Cuando existe una sociedad es una perogrullada hablar de relaciones sociales. Sin embargo, cuando se habla de relaciones sociales hay un mal entendido. El mal entendido radica en que se ha confundido la faceta social del hombre con su faceta política y no falta el ingenuo afirmando lo siguiente: “el hombre es un animal político por naturaleza”. Esta afirmación peca de ingenuidad, porque primero es una aseveración fuerte que el hombre es determinada cosa por naturaleza, es como si se dijera que esta es una verdad inapelable, pues, la naturaleza justifica esta verdad y la naturaleza no miente. Pero, además como segunda objeción a esta afirmación se puede decir que hay un malentendido con el significado de la palabra político (en esta ingenuidad lo político significa lo social), es un malentendido que al repetirse bastante se convirtió en verdad.
Hannah Arendt realiza una anotación muy interesante sobre el mal entendido de la esencial “socialidad del hombre” (hablar de socialidad y lo político en términos ingenuos es lo mismo, la ingenuidad no hace la distinción) en La condición humana. Arendt (2003) menciona que el hombre realiza muy bien su tarea al definir la esencia de las cosas, pero, definir su esencia misma (su naturaleza) sería como saltar de su propia sombra. Es decir, esta escisión de sujeto y objeto de la epistemología moderna falla cuando el hombre lo aplica así mismo (incluso esta artificial escisión puede fallar en los objetos mismos) ¿o acaso es que nos cosificamos? Pero, suponiendo que se aceptara esta cosificación del ser humano, ¿quién es el sujeto? Como Arendt (2003) afirma: “(…) si tenemos una naturaleza o esencia, sólo un dios puede conocerla y definirla, y el primer requisito sería que hablara sobre un ‘quién’ como si fuera un ‘qué’” (p. 24). Ahora bien, al menos que recurramos a alguna deidad imparcial y que esta deidad tenga la generosidad de comentarnos nuestra esencia, difícilmente lograremos definir una naturaleza humana que sea una verdad inapelable. Es decir, que se logre definir una naturaleza humana y no una prejuiciosa concepción de determinada concepción del humano. No se puede caer en el error de permitir que el europeo del siglo XIX defina la naturaleza humana con base a sus prejuicios, porque si no caemos en el error de deshumanizar al individuo no europeo.
Las dificultades de definir una naturaleza humana se transmiten al esencialismo social del ser humano. ¿Cómo decir que por naturaleza el humano es un ser social, si el concepto de naturaleza tambalea? Además, la definición de ser humano social es tramposa en cierto sentido, y tramposa porque resulta inconcebible pensar un ser humano no social, de ahí que como Aristóteles se salte a la afirmación de que el hombre fuera de sociedad, es una bestia o un dios. Este rechazo del hombre solitario está ligado a una concepción esencialista del ser humano, pues, pensar un individuo asocial esta fuera de los parámetros de la ‘naturaleza humana’. Pero, no hay que recurrir a una posición esencialista para pensar que el individuo asocial es una bestia o un dios. Pues, Arendt (2003) hace bien al evidenciar que es muy difícil que un individuo exista sin la existencia del otro, pues, incluso su nacimiento hace notar la existencia de ese otro. O es un dios tal que surge de la nada o necesariamente hay referencia a la existencia del otro. Pero, para notar esto no hay necesidad de llegar a un esencialismo, no es esencial en el hombre ser social, sino, que más bien dentro del concepto de ser humano por el momento se hace necesaria esa socialidad. Ahora bien, el concepto de ser humano no es algo estático, pues, en este momento es absurdo pensar un ser humano saliendo de la nada y por eso tal existencia debe caer bajo el concepto de dios, pero, si como dice Richard Rorty, el tiempo puede hacer que lo que absurdo ahora pase inadvertido en el futuro, entonces, podría ser que el dios se convierta en un humano simplón. Rorty (1993) considera que los conceptos no obedecen a un esencialismo estático, sino, que los conceptos son algo flexible que puede acoger lo que no era acogido y viceversa. Es decir, el concepto de ser humano bajo la perspectiva rortiana (que en realidad es una perspectiva que se origina en la tradición de Heráclito en oposición a la de Parménides) puede acoger en su seno lo que antes se observaba fuera de las murallas. Los africanos comenzaron por fuera del concepto del ser humano, pero, en el presente las puertas de la fortaleza están abiertas para ellos (2) (aunque cabe decir, que esta apertura tuvo y tiene cierto recelo de la población nativa de la fortaleza, aún se conversa con el afrodescendiente en tercera persona y no en segunda). Pero, no sólo es una continua inclusión de más cosas dentro de los conceptos, sino, también se da la exclusión. Por ejemplo, la alquimia dejo de ser conocimiento y paso a ser una actividad que no constituye conocimiento (aunque claro, un elemento más a tomar en cuenta es que la definición de los conceptos los hace el que domina el panorama, en este caso la ciencia).
Lo social refiere a la interacción con otros, pero, esto no dice mucho. Lo que si dice más es que esta interacción es necesaria para la formación de una comunidad. Entonces para que haya una comunidad el hombre tiene que ser social. Pero, esto no quiere decir que el ermitaño no sea social, pues, el ermitaño puede ser social pero no querer estar en comunidad. Sino sólo que la condición para formar una comunidad es que el ser humano sea social y aquí sólo se dice una perogrullada más. Para que el individuo sea asocial debe estar sordo ante la presencia del otro, y si esta sordera existe entonces la formación de una comunidad es imposible. Si el hombre es social entonces posiblemente deseará formar una comunidad y si quiere formar una comunidad se relacionará con el otro sexualmente, laboralmente, comercialmente etc. Arendt (2003) considera que tal como Aristóteles concebía, las relaciones sociales son relaciones para satisfacer lo necesario en el ser humano, tal como alimentación, crianza, reproducción etc. Estas relaciones sociales para Arendt (2003) son las que posibilitan las acciones propiamente humanas, las relaciones políticas.
Decir que el hombre es social muestra el malentendido de que el hombre dialoga con el otro necesariamente. Cosa que no es así, pues, el dialogo entre los hombres puede no darse así como en la unión soviética de Stalin llego un momento que se suprimió la política. Es decir, en esa unión soviética el hombre es un animal social pero no un animal político. El malentendido es asociar lo social con lo político. En este malentendido hablar de individualismo es absurdo, pues, se entiende que el individualismo es una supresión de las relaciones sociales, pero, más bien es una supresión de las relaciones políticas. De igual forma este malentendido produce que hablar de panarquismo suene absurdo, pues se entiende que el panarquismo suprime las relaciones sociales, sin embargo, esto es un groso error, pues, no se trata de suprimir lo social, sino, suprimir parcialmente lo político. Así, que el panarquismo y las relaciones sociales no son una contradicción, sino, que más bien el panarquismo consiente la formación de gobiernos y, por tanto, consiente las relaciones sociales. ¡Que no se escuche el falso alarido del colectivismo afirmando que el panarquismo es contradictorio, pues, de ser así la faceta apolítica del individualista utilizara la violencia para callar tan ingenuas palabras!
Panarquismo y relaciones políticas
Hannah Arendt (2003) afirma: “(…) pluralidad es específicamente la condición -no sólo la conditio sine qua non, sino la conditio per quam- de toda la vida política” (p.22). La afirmación de Arendt ilustra una idea básica acerca del concepto de política. Generalmente la política describe la mediación entre partes en discordancia. Por eso se habla de política en las discusiones acerca de las leyes o acuerdos que modificaran las formas de comportamiento de la sociedad. Pues, generalmente para instituir una ley hay que atravesar antes todo un proceso de mediación entre partes divergentes, por ejemplo, determinada ley se da porque antes tuvo que haber elecciones ciudadanas en donde se escogieron los representantes políticos de la ciudadanía, en donde a su vez estos representantes políticos discutieron la ley desde sus posiciones divergentes. Pero, ¿cuándo no hay diferencias hay política? Bajo la afirmación de Arendt claramente la política se suprime en la uniformidad. Si todos piensan de la misma manera no hay necesidad de discusión, por tanto, no hay necesidad del discurso y de la acción. Para Arendt (2003) superada la esfera social y su necesidad se produce la acción la cual es la condición humana de la pluralidad, en la acción es donde se tramitan todos los asuntos de discusión pública en la que todos los sujetos están igualmente capacitados para ejercer la política. Esta igualdad se da debido a que todos están capacitados para ejercer el discurso pues ya están libres de la necesidad social (o esfera privada como lo llama Arendt).
En una sociedad habitada sólo por individualistas anarquistas las relaciones políticas como tal se suprimen, pues, estos individuos no tendrán que discutir los asuntos públicos para sostener su sociedad. Ya de antemano la sociedad anarcoindividualista planteo las reglas de convivencias, así que el único acto político como tal es el haber aceptado tales reglas de la sociedad, después de haberlas aceptado las relaciones políticas no son necesarias pues no hay diferencia. En el panarquismo sucede algo similar, pues, en la competencia de gobiernos el individuo tiene que escoger a que gobierno pertenecer y estos gobiernos ya de antemano tienen reglas, estas reglas en algunas ocasiones pueden suprimir la política y en otras no. Me explico, en el panarquismo la fundación de un nuevo gobierno obedece a los ideales de un grupo de individuos con ideales similares, o también, por ideales idénticos. Ideales similares podría ser la creación de un gobierno liberal en el cual los diferentes matices liberales crean relaciones políticas, por ejemplo, el liberal minarquista discutirá con el ‘liberal estatista’. En los gobiernos con ideales similares hay un margen de discusión política, por tanto, el panarquismo consiente las relaciones políticas en los gobiernos fundados por ideales similares. Un gobierno fundado por ideales idénticos, suprime las relaciones políticas, pues, no hay margen de discusión. Por ejemplo, en un gobierno fundado por solamente individualistas stirneristas las relaciones políticas no existen, sino, que debido a que todos coinciden en su forma de pensar, sus actividades se reducen a las sociales o a la vita contemplativa.
Pero, aún en un gobierno fundado por ideales idénticos puede surgir la acción política en algún sentido. El que antes estaba enardecido con las palabras de Max Stirner ahora duda, pues, las palabras antes agradables ahora suscitan dudas, este individuo desilusionado se preguntará: ¿esto es lo mío? Si la pregunta es respondida negativamente la acción política puede surgir, pues, el individuo posiblemente migrará y al migrar ejerce la acción política. Por el contrario, también puede quedarse. Si se queda tendrá tres opciones: vivir como extranjero, ejercer la acción política y dialogar o luchar y ejercer la violencia (acto no político). Vivir como extranjero no es una sensación agradable, pero queda a criterio del individuo determinar si lo hace o no. Ejercer la acción política es una opción posible en tanto que los otros residentes acepten discutir con él, si aceptan discutir, entonces, el individuo podrá negociar el terreno que él solicita ya sea por medios económicos o por otro que sea conveniente. Si por el contrario los otros residentes no quieren discutir (lo cual es lógico, pues, fundaron el gobierno con solamente con ideales stirneristas precisamente para dejar atrás las discusiones) entonces el individuo que duda luchará por su territorio o migrará a otro gobierno. Migrar es una acción política, luchar con la violencia no. Arendt (2003) considera al igual que Aristóteles que la violencia sólo se ejerce en la esfera social, pues, la esfera pública (o política) está conformada por iguales dispuestos a utilizar el dialogo; ejercer la violencia para dominar al otro es romper la igualdad, pues, la política no se trata de gobernar ni de ser gobernado. Por lo tanto, en un gobierno con ideales idénticos la única posibilidad de acción política es dialogar con los otros o migrar hacia otro gobierno, en el cual al momento de migrar y tomar la elección realiza una elección política.
El panarquismo también puede ser marcadamente político, pues, puede darse la fundación de gobierno con ideales antinómicos, pero, aunque es difícil, por no decir que imposible lo cierto es que el panarquismo admite esa posibilidad también. Cuando anteriormente se mencionó que el panarquismo es la faceta más laxa del anarquismo no se pintaban hadas en el bosque, sino, que de hecho se pintaban cerdos en el lodo. El panarquismo es una pasividad tan visceral que permite conjugar las antinomias más antinómicas posibles. Para los modernos de la ilustración el panarquismo puede ser un golpe en las pelotas, pero, para los posmodernos del siglo de las grandes guerras el panarquismo es un acto sexualmente placentero. La historia desconoce la labor de Paul Emile de Puydt, pero, en este relato se evidencia que su idea del panarquismo fue precursora del posmodernismo. ¡Hacia donde miraban los historiadores, cuando pasaron por alto a Émile de Puydt en la historia de la posmodernidad! ¡Serán los historiadores tan ciegos como para no ver el elefante que deformaba el suelo con sus huellas!
Panarquismo, progreso de las relaciones políticas e individualismo absoluto
Para el pragmatismo de Rorty (1993) la historia de la humanidad va hacia un fin no preestablecido, la historia es un progreso hacia la expansión del espacio lógico, es decir, de la inclusión de cada vez más formas de concebir el mundo. Para los universalistas morales la historia va hacia un fin preestablecido hacia el que se llega paulatinamente. Este fin preestablecido es como jugar con una matrioshka. Tanto el pragmatismo rortiano como el universalismo moral incentivan el progreso de las relaciones políticas, pues, el pragmatismo utiliza las relaciones políticas como instrumento dialéctico para amoldar los conceptos no estáticos y el universalismo moral utiliza las relaciones políticas como instrumento dialéctico para llegar al concepto estáticamente verdadero.
El panarquismo utiliza las relaciones políticas no como instrumento, sino, como fin en sí mismo. El panarquismo visto desde una visión global es la exaltación de las relaciones políticas, pues, es un libre mercado en el cual los gobiernos dialogan su posibilidad de existir. En el ideal panarquista la violencia no debe ser utilizada, pues, es el libre mercado y es la fuerza de las ideas la que imperan sobre la violencia. Aunque claro, la paradoja panarquista es que es tan político que permite lo apolítico. Las relaciones políticas son contingentes en el mismo espacio, pero, necesarias en el mismo tiempo. El panarquismo se cimienta sobre el progreso político, pues, es la continua divergencia de gobiernos la que posiblemente haga sobrevivir a la mejor idea. El panarquismo es como un experimento político.
En el panarquismo el individuo atormentado por cuestiones existenciales puede suspender las relaciones políticas y buscar en la vita contemplativa las respuestas que no haya en el sórdido sonido de las opiniones. La vita activa puede fastidiar a algunos, es decir, la esfera de lo general extranjeriza a algunos, extranjerización nativizada en la esfera de lo absoluto (3). El acosado por dudas existenciales puede migrar a un gobierno en el que no haya que relacionarse políticamente y apaciguar esas dudas. Hannah Arendt afirma (2003): Así, el idioma de los romanos, quizás el pueblo más político que hemos conocido, empleaba las expresiones ‘vivir’ y ‘estar entre los hombres’ (inter homines esse) o ‘morir’ y ‘cesar de estar entre hombres’ (inter homines esse desinere) como sinónimos. (p. 22) Tal vez la tranquilidad que el panarquismo garantiza a la vita contemplativa permita al individuo a adentrarse tan profundo en su mente que se convierta en un dios, un dios sin referencia al otro, es decir, un individuo absoluto. Este dios que puede crear el individuo dentro de sí mismo se queda encerrado en su propia mente, pues, salir a contarle a los demás su descubrimiento es hacer de nuevo referencia al otro. ¡Las relaciones sociales se derrumban con la creación del nuevo dios y el ultimo paladín del colectivismo se derrumba a grandes trozos!
(1) La palabra gobierno se asocia al estado, pero, en realidad la palabra estado es sólo un subconjunto de la palabra gobierno. Cuando hablo de gobierno hablo de una forma de organización social, en este sentido existe el gobierno anarcocapitalista, pero, no el estado anarcocapitalista.
(2) Esta analogía es restringida, pues, para Rorty no se trata de introducir lo que estaba fuera de la muralla, sino, se trata de expandir la muralla. En palabras rortianas se trata de expandir el espacio lógico y no de mantenerlo en una delineación estática. El espacio lógico se puede ilustrar como una inflación y deflación mas no como una delineación fija en la roca.
(3) El concepto de lo general y lo absoluto se toman del pensamiento kierkegaardiano.
Lista de referencias
Rorty, R. (1993, enero). Feminismo y pragmatismo. Revista internacional de filosofía política, (2), p. 37-62.
Arendt, H. (2003). La condición humana. Buenos Aires: Paidós.
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